Hoy en día es relativamente fácil tener un grupo y grabar tus propias canciones para poder difundirlas en mayor o menor grado a través de Internet. En pleno S.XXI, y en medio de la sociedad de la información y la ciber-difusión (¿existe esto?), cualquiera puede hacer llegar su música, al margen de la calidad, a múltiples rincones del planeta. Ahora bien, lo que no es tan sencillo es lograr labrarse una identidad propia y conseguir, con dignidad, editar un disco debut decente, trabajado y con sustancia. No Regrets (naturales de Torrent, Valencia) lo han logrado. Claro que, para eso es necesario empezar la casa por los cimientos, y no por el tejado.
Así pues, No Regrets, tras unos años de carretera y grabaciones caseras, han decidido debutar con nR-33, un disco sólido, claro y directo a la cara. Empapado de influencias tan apabullantes como
The Offspring ,
Nirvana ,
Sum 41 ,
Metallica o
Green Day , por mencionar los más obvios. Lo curioso de este cocktail entre punk-rock, trash-metal y rock clásico es que las influencias no aparecen en forma de rastros evidentes y pseudoplagios, sino en forma de poso, de transfondo, de una especie de subconsciente, como un acerbo que sus miembros han asimilado bien y que, bajo el prisma de la honestidad, son capaces de emplear como vehículo conductor de sus propias canciones. Así, podría destacar ‘It’s My Game’ (con unos coros muy a la
Sum 41 ), ‘Rock’n Road’ (puro rock’n roll), ‘Yeah’ (pegadiza como ella sola), ‘Everytime I Lose My Way’ o ‘My Girlfriend’.
No Regrets no se pierden en las formas, y a través de su inmediatez (y de una producción sorprendente para lo que viene siendo una autoedición) son capaces de mostrar dos facetas diferenciables. Una, más directa, más potente, enfadada y agresiva; y la otra, más confidente, apaciguada y reposada. Dos caras de una misma moneda. ¿Quién dijo ‘fuck the ballads’?