Creados en el 2002, este jóven quinteto debuta aquí a través de Solid State Records con Matt Goldman como experto productor en la materia. El disco lo componen 10 temas de duración estándar en los que predominan los gritos en un ambiente post-hardcore que va algo más allá de lo establecido, con gusto por las partes instrumentales, por los finales abiertos y por comienzos y estructuras poco comunes en bandas del género. Porque pese a lo abundante de los gritos, del doble pedal, de la garra de los comienzos, muchos temas cuentan con pasajes instrumentales lentos y muy emotivos o con medios tiempos que nos conducen lentamente hacia el éxtasis.
Lo que más encontramos es la mezcla de las partes más y menos duras de la banda como en el primer tema, típicamente post-hardcore, el tercero, o el cuarto, que es de lo mejor del disco y se te quedará rápido en la memoria. Excepciones las hay en cortes algo más emotivos como el quinto, que empieza a gustarse con partes melódicas a mitad del tema o el sexto, una balada expiritual grandiosa que te comerá el alma. Otras veces la parte más dura de la banda, la más abundante, es la que sobresale. Como en el magníifico comienzo instrumental de "Admission:Regret" que es destrozado por los apabullantes gritos del vocalista y que de nuevo se deshagoga en el siguiente tema, de una estructura similar. Ambos con un comienzo inmejorable y en los que se confirma el gran hacer de la banda con las guitarras, que lucen especialmente en ambos temas. Y para buen resumen está el último corte, creado con un poco de todo lo que hemos ido disfrutando anteriormente incluyendo un final con piano de fondo para enmarcar. Estos chicos demuestran ser de otra pasta.
En definitiva, un disco mucho más maduro, oscuro y gratificante de lo normal que te hará sentir hasta gritar, sobre todo si te atreves con un mano a mano con él en la oscuridad, cosa que te recomiendo encarecidamente.