Billy Talent es de esos pocos grupos de punk rock que desprenden autenticidad. No por ser los más radicales, ni los más agresivos; simplemente por tener un sonido totalmente característico y por defenderlo con unos apasionados directos en los que el público es uno más del espectáculo. Esa clase de conexiones es la que ha llevado a los canadienses a sacar su tercer disco bajo una enorme expectación, y seguramente a respetar las bases del estilo que siempre los ha definido, intentando no decepcionar a sus seguidores.
Así pues, no debemos esperar cambios destacables con
Billy Talent III. Si es detectable cierto oscurecimiento en las melodías, y más medios tempos que en sus dos discos previos, pero no se echa en falta nada cuando el material presentado rebosa buen hacer por los cuatro costados. El álbum está formado por 11 cortes cuya mayor virtud reside en su regularidad. Hay temas superiores a otros (Rusted In The Rain, el primer single, no es lo mejor que ofrece el disco) y es realmente difícil encontrar algún momento de relleno. Desde la pegadiza obertura, Devil On My Shoulder, la dramática Saint Verónica, la cínica The Dead Can’t Testify, y el tema Turn Your Back previamente lanzado a la venta con
Anti-Flag , Benjamín Kowalewicz desata nuestra energía con su endiablada voz al ritmo de los inconfundibles punteos de Ian, sobre una base punk-popera con espíritu 100% rockero.
Es difícil valorar si este disco está por encima de sus predecesores. No sorprende como el primero, pero goza de cualidades suficientes como para reclamar su importancia en la discografía del grupo. Y es que
Billy Talent son muy buenos en explotar con inteligencia su genuino estilo. En resumen: nueva dosis de adicción recién salida del horno. ¿Quien puede resistirse?