Te pones tus auriculares, te sientas y pones el disco en marcha. Al principio, una melodía de piano te hace cerrar los ojos por un momento, pero al momento un estruendo hace que te levantes. Los
Box Car Racer te despiertan de tu letargo cual bofetada en la cara. Pero cuando comienzan a cantar, la voz te resulta familiar. “¿No será…? No, no puede ser”. Pues sí que lo es;
Travis Barker y Tom DeLongue, componentes de Blink 182, son los encargados de dar forma a este grupo, acompañados de David Kennedy (Over My Dead Body) y Anthony Celestino.
Ambos se permitieron el lujo de crear otro grupo y sacar un único disco, que sin duda es muy completo para el poco tiempo que han tardado en editarlo. Sin embargo, si alguien busca algún parecido en su estilo al de
Good Charlotte ,
Simple Plan o incluso Blink 182, no lo va a encontrar, ya que han creado un disco mucho más ambiguo, menos comercial y sobre todo, más original, que es lo que prima. Los constantes cambios de ritmo, como en “Watch the world”, el comienzo potente del primer tema, “I feel so”, el simplemente grandioso “Letters to God”, la emotividad de “There is”, o incluso el último tema del disco, una canción instrumental un tanto abstracta, se mezclan para crear un disco más que aceptable, pero sobre todo, con una fuerza impresionante. Además para los fanáticos de Blink, os recomiendo que escuchéis la canción “Elevator” en la que podréis descubrir la participación del mismísimo Mark Hoppus. Ahora sí que están todos los que son.