La frecuencia con la que
Weezer edita discos en los últimos años es asombrosa para los tiempos que corren, en los que los grupos entran con frecuencia en ‘hiatus’ indefinidos, se embarcan en nuevos proyectos, o simplemente se toman 4 años para componer un disco... Digamos que, en su caso y sin despeinarse, han salido a disco por año desde 2008. No está nada mal. El único problema es mantener la regularidad y calidad ante la frecuencia de publicación, tema harto debatido entre los fans del grupo, quienes dicho sea de paso, permanecen, tal vez, demasiado anclados al Blue Album y al Pinkerton, desmereciendo, por comparación, casi de forma automática todo lo que publique este grupo.
Pero en esta ocasión es probable que muchos tengan que tragarse sus palabras o morderse la lengua, porque la música pone al grupo en su sitio. Tras un polémico ‘Raditude’ (2009), y un peculiar ‘Red Album’ (2008), la gente se ha vuelto muy escéptica cuando escucha que
Weezer va a publicar un nuevo disco, como han demostrado desde que supimos que la banda iba a editar ‘Hurley’ en septiembre de 2010. Parte del problema, como dije, es que algunos siguen anclados en el ‘Blue Album’ y en ‘Pinkerton’ y no ven más allá. Cierto es que aquello fue el culmen del grupo pero, y como demuestra este nuevo disco,
Weezer no ha dicho aún todo lo que tenía que decir y ‘Hurley’ se destapa como una muy grata sorpresa que les sitúa un poco más cerca de sus raíces sonoras sorprendiendo con canciones frescas, que retoman la distorsión sucia, las armonías y la producción austera, como así demuestran ‘Memories’, la fabulosa ‘Trainwrecks’ (mi favorita), ‘Ruling Me’, ‘Unspoken’ (con ese toque a Smells Like Teen Spirit cuando la canción explota), ‘Smart Girls’ o ‘Where’s My Sex?’ (la risa), que vienen a ser, en pocas palabras,
Weezer ejerciendo lo que mejor saben hacer de la forma que mejor saben hacerlo. No hay duda, el disco, al menos en su primera mitad (y más especialmente sus tres primeros cortes), es de lo mejorcito que ha editado el grupo en los últimos años. Puede que luego, a partir de ‘Run Away’, la cosa gire un poco, pero mantiene el tipo de una forma magistral, a base de buenas melodías marca de la casa.
La versión de lujo incluye algunos bonus interesantes y otros, directamente, prescindibles o anecdóticos, como la versión en directo de ‘Viva La Vida’ de Coldplay, que pese a todo Cuomo borda. Los que somos fans del grupo sabemos que
Weezer lo tiene, desde hace años además. Que son capaces de regalarnos lo que ya nos dieron años ha, aunque sea con cuentagotas, y que Hurley es una prueba viviente de ello. Quién lo hubiese dicho hace un año… ¿Y cual es el problema entonces? Que ellos solitos se pusieron el listón altísimo.