Personalmente empiezo a estar cansado de las copias y ‘pseudocopias’ de
Paramore y derivados, que no aportan absolutamente nada a la escena en la que se encuadran. Mismas intenciones, mismo tipo de sonido (poprock maquillado de punkpop), mismo enfoque y vocalistas femeninas que suenan como Hayley Williams en la mayor parte de los casos, o masculinos con la típica voz estándar tan típica del poprock más pegajoso. Ejemplos hay unos cuantos, pero para no parecer que tengo un odio irracional hacia ese tipo de bandas (que no lo tengo) no voy a mencionarlos, sino más bien a centrarme en
We Are The In Crowd , una joven banda de Poughkeepsie (New York) formada en 2009 que, adivina adivinanza, cuenta con referencias tan obvias como
All Time Low (en sus últimos discos),
Paramore y
The Wonder Years. .. O sea que son más previsibles que un villancico en nochebuena.
La producción corre, de nuevo y como ya lo hicieran en su primer EP “Guarantee To Disagree”, a cargo de Zack Odom y Kenneth Mountm, gente que ha trabajado con
All Time Low ,
Mayday Parade y, para mi sorpresa,
Jimmy Eat World , así que seguro que ya puedes hacerte una idea muy clara de cuál es el tipo de sonido que vas a encontrarte en este disco, titulado “Best Intentions”. Su propuesta, como ya habrás podido adivinar, se basa en la alternancia de dos voces, una masculina y otra femenina, jugando a crear estructuras líricas de ‘pregunta-contestación’ e interacción en las letras, que es, probablemente y sin suponer un gran hito, el aspecto más original del grupo con respecto a sus influencias. El resto, como ya he comentado, es más de lo mismo: reproducción de estándares y estereotipos (que rozan la imitación) hasta la saciedad sin arriesgar lo más mínimo, estructuras simplonas, empleo de recursos electrónicos típicos, inclusión de la balada de turno, temática recurrente y enfoque pop más que obvio, lo cual y pese a que es una buena estrategia desde el punto de vista comercial, porque ya se aseguran una base de fans creada por otras bandas ya mencionadas, es un arma de doble filo debido a la sobreexposición que los seguidores de este tipo de grupos están teniendo en los últimos años (veremos lo que tarda en saturarse la ‘escena’). Cualquier intento mostrado de realizar cambios en las dinámicas es predecible casi antes de que comience la canción en cuestión. Obviamente esto es una exageración, pero es que lo que vas a escuchar en canciones como “Kiss Me Again”, “
Better Luck Next Time ”, “All Or Nothing” o “Rumor Mill”, por poner algunos ejemplos, es tan sumamente predecible y está ya tan manoseado y explotado que, sinceramente y con todos mis respetos, o eres un quinceañero que está empezando a descubrir grupos, o dudo que vayas a escuchar más de dos veces este álbum. Y es que al final, y hablo desde mi experiencia, este tipo de bandas que me recuerdan tanto a otras que sí aportaron algo, aunque sea mínimo, siempre me hacen volver a esos ‘originales’ en los que se basan para recrear su sonido. Y es una pena, porque la idea de alternar una voz femenina con una voz masculina, si se hubiese desarrollado un poco más y de otro modo, podría haberles dado mucho más juego del que exhiben en “Best Intentions”.
Así que, y aunque en ningún momento dudo de sus ‘buenas intenciones’, en mi opinión han optado por seguir el camino más fácil de los que podrían haber escogido. Es respetable, en tanto en cuanto es su decisión, claro está, pero también son respetables las opiniones, y mi impresión del disco y de la banda es que no aportan absolutamente nada ofreciendo una propuesta tan plana, prescindible y vacía como la que han desarrollado. Un disco que pasará sin pena ni gloria, aunque les desee lo mejor, y que les mantendrá en los carteles de festivales como el Warped Tour mientras los adolescentes que siguen esta moda no se cansen de ella.