Si eres de los que vivieron el estreno de discos como “Enema Of The State” o “Take Off Your Pants And Jacket”, de
blink-182 , hacia finales de los 90 y principios de los 2000, es muy probable que recuerdes a los californianos
Lit , ya que en 1999 saltaron a la “fama” gracias a un disco titulado “A Place In
The Sun ”, que contó con un importante impacto en la escena punkpop de aquella época gracias a singles como “Miserable” o “My Worst Enemy”, aunque quedó relativamente eclipsado por los ecos de otras bandas mucho más mediáticas. Si de lo contrario, nada de lo que estoy diciendo te suena lo más mínimo, mi recomendación es que corras a conseguir el disco que he mencionado (entre otros), y acto seguido, des una oportunidad al que nos ocupa esta reseña. ¿Por qué? Pues porque
Lit están de vuelta, y pese a que han pasado 8 años desde su anterior trabajo, y teniendo en cuenta los importantes reveses que les ha proporcionado la vida en los últimos años, parece que han vuelto con ganas.
Lo que nos propone la banda en “The View From The Bottom” es una especie de celebración de la propia vida dados los temas que toca en sus letras, pero como bien reza el título, desde una posición que nada tiene que ver con sus días de gloria, sino mirando desde el fondo de un pozo del que han decidido salir del mejor modo: creando música. Así, y por muy típico que pueda sonar, en este nuevo LP se percibe un grado de madurez considerable, algo que podrás comprobar en baladas como “She Don’t Know”, que muestra un importante trabajo al piano (marca de Ryan Gillmor, nueva incorporación como guitarra rítmica y teclista), pero sin perder un ápice de la personalidad que les ha definido hasta el momento, mostrando ese ya característico toque rock’nroll e incluyendo elementos e influencias que sólo da la experiencia. También cabe mencionar un hecho importante, y es que se trata del primer disco en el que no aparece Allen Shellenberger, su batería de toda la vida, que falleció en 2009 debido a un tumor cerebral, con lo cual, este disco se convierte (parcialmente) en un homenaje al compañero desaparecido, como así manifiestan temas como “Here’s To Us” y “The Wall”. Pero también hay canciones que tocan temas clásicos de su época de juventud, como “You Tonight”, “Same Shit, Different Drink” o “You Did It”, donde volvemos a toparnos con un A. Jay Popoff que vuelve a los coqueteos de antaño, jugando a los dobles sentidos en las letras. Sorprende por su enfoque “Partner In Crime”, notablemente más oscura que el resto del álbum, algo que, por otro lado, han sabido amortiguar a través de la producción, aunque hubiese sido interesante poder escuchar desde un enfoque más rudo. Y finalmente, otro de los cortes clave en este LP es “Right This Time” (que cierra el disco), una canción optimista, animada, que recuerda bastante a los viejos tiempos de la banda y que pone el toque positivo en la despedida del álbum.
En cualquier caso hay que remarcar que “The View From The Bottom” poco tiene que ver con sus entregas más celebradas, por mucho que haya guiños evidentes a aquellos años. De este álbum debes esperar una orientación mucho más pop-rock en la producción (algo que tampoco es nuevo en
Lit , pero sin llegar a aberraciones que sí han hecho otras bandas), algunos estribillos dignos de himnos de estadio y un sonido global muy pulido, limpio y claro. Quizá demasiado para mi gusto, aunque muestra claramente qué es lo que quieren y cómo quieren hacerlo. Por otro lado, en ciertos aspectos, y salvando todas las diferencias, me recuerdan a bandas como
Bowling For Soup. Primero, por la marcada influencia del rock’n roll más clásico; y segundo, por el evidente vacío que los medios hacen a este tipo de bandas, siendo que podrían estar más presentes sin ningún tipo de problemas. A día de hoy son de ese tipo de grupos que conocen aquellos que se preocupan por conocer grupos. Más allá de eso, para la mayoría, son unos perfectos desconocidos. Toda una injusticia, en mi opinión. Esperemos que algún día el Karma, o quien sea, les devuelva todo lo que nos han dado.