Tenemos ante nosotros la segunda entrega de una trilogía que, pese a haber sido anunciada con la espectacularidad que un hecho como este merece (publicar 3 discos en apenas unos meses) está acabando por resultar uno de los períodos más oscuros en el seno de
Green Day por motivos que no vienen al caso. El trío inició esta nueva etapa con bastante buen pie, y es que si bien “¡UNO!” se llevó más de una crítica negativa, la opinión generalizada sobre el mismo parecía contener una sensación común: la banda estaba recuperando la esencia que les hizo realmente grandes: el menos es más y las canciones directas, de modo que las expectativas ante la publicación de “¡DOS!” han ido aumentando en las últimas semanas. Ahora bien, también hemos sido advertidos de que cada uno de los discos iba a tener un enfoque diferente, siendo “¡DOS!” un LP más orientado al rock ‘n’ roll y más cercano a lo que hicieran con su alter ego,
Foxboro Hot Tubs. Así pues, ¿será tan bueno como, empleando la referencia anterior, lo fue “Stop Drop And Roll!!!”?
Pues sintiéndolo mucho, no. “¡DOS!”, efectivamente, navega en aguas del garaje-rock de bandas como Jet o incluso Stray Cats (con esos ecos lejanos al rockabilly en temas como “Stray Heart”, por poner un par de ejemplos), pero no acaba de meterse en la flota avanzada, sino más bien permanece en la cola, o en un trayecto paralelo, ya que mezcla ese enfoque con una perspectiva más pop-rock. El intento de
Green Day por “greendayizar” lo que hicieran con
Foxboro Hot Tubs , teniendo a determinadas bandas muy presentes como referencia estilística, no parece haberles quedado tan bien como se esperaba, o al menos no es la impresión que nos ha causado. El disco no es un desastre, porque ahí tenemos temas como el ya mencionado “Stray Heart”, la sureña “See You Tonight”,(que nos evoca al blues añejo y que apunta una dirección muy interesante), “Stop When The Red Light Flash”, “Makeout Party”, “Lazy Bones”, “Wild Ones” o la sorprendente “Amy”, dedicada a
Amy Whinehouse , un corte totalmente desnudo en el que Bille Joe se queda asolas bajo el foco, por poner algunos ejemplos. Pero pese a tener momentos rescatables, nos da la impresión de que este LP hace aguas por más lados de los que hacía “¡UNO!”. La idea, el concepto del mismo, son buenos, pero no han sido capaces de darle una resolución y regularidad como, quizá, algunos esperábamos. Y si atendemos a la definición que el propio Billie Joe hizo del LP, que era como encontrarse en una fiesta salvaje, la decepción es aún mayor, porque no estamos seguros de que cause esa sensación, sino más bien la de un grupo de hombres maduros en plena crisis de los 40 intentando aparentar ser veinteañeros. El disco no cala, no empapa y no engancha con casi ningún estribillo con la facilidad que
Green Day suele hacerlo, y eso, en una banda como ellos, es una señal bastante negativa. Mención especial, por catastrófica, merece “Nightlife”, la que probablemente y con mucha diferencia sea la peor canción en toda la historia del grupo. Un desastre, un tema totalmente desafortunado y pobre, una extraña colaboración con Lady Cobra que jamás debería haber visto la luz.
Así pues, aunque “¡DOS!” no acabe de atinar con la intención mostrada por la banda, sí que ofrece algunos cortes interesantes, pero no los suficientes para sonar cohesionado, algo que repercute muy negativamente en la impresión general del mismo, arrojando una imagen totalmente despersonalizada de la banda. No obstante, estamos convencidos de que todas las canciones (a excepción de la infame “Nightlife”) ganarán muchos enteros en directo. Ahora sólo queda que el grupo sea capaz de salir de esta especie de “momentum horribilis” en el que se hallan sumidos y que Billie Joe se recupere lo más pronto posible para que
Green Day puedan centrarse y defender su nueva propuesta como seguramente merece. Mientras tanto, depositaremos nuestras esperanzas en “¡TRE!”.