Es muy probable que estemos ante uno de esos discos debuts que brillan con luz propia.
Masked Intruder , que así se llama esta banda de Winsconsin, suenan frescos y vibrantes. Todo un hallazgo. En esencia, su propuesta arraiga profundamente en el planteamiento que ya exploraron los
Ramones. Es decir, recoger las bases del rock’n’roll de los 50 y 60, y reconvertirlas al punkpop más melódico que puedas imaginar. Muy en la senda de bandas como Teenage Bottlkerocket, pero con una pizca menos de agresividad y velocidad. Mientras éstos van más directos a la cara sin contemplaciones,
Masked Intruder se recrean un poco más, pero tampoco en exceso. Y el resultado, además de pegadizo y divertido, suena muy convincente.
Lo que vienen a corroborar, como ya han demostrado otros, es que el punkpop no necesita complicaciones, que pude ser algo sencillo pero igual de efectivo que la composición más compleja. Que todo, al final, gira en torno a una idea muy concreta, y mientras ésta se tenga clara, las canciones resultan redondas y atractivas sin necesidad de adornarlas en exceso, sin darles más vueltas de las que en realidad necesitan. Claro que esto es posible gracias a que intuimos que los miembros de la banda, cuyas identidades permanecen ocultas, son miembros de otros grupos que ya llevan años en esto. Y respecto a esto existen rumores de que quizá haya miembros de Chixdiggit en el proyecto. Una especie de ‘supergrupo’ del que no se sabe más que el hecho de que se trata de cuatro tipos enmascarados. Es decir, que en este caso, y de ser cierto, la experiencia sería un grado. Pero no por ello deja de sorprender la inmediatez y efectividad de una entrega como esta, donde destacan canciones como “25 to Life”, “How Do I Get to You”, “Why Don’t You Love Me In Real Life”, por mencionar algunas. Y como podrás observar, han tenido la inteligencia de saber combinar canciones más rápidas, como el caso de “Breakin’” con otras más reposadas, como “Unrequited Love”, que en su transcurrir va coqueteando con influencias como el doo-wop y el rock’n’roll, incorporando elementos que bien podrían recordarnos lejanamente al “Be My Baby” de las Ronettes, trayéndonos ecos incluso a los Beach Boys, con ese espacio en el sonido que logra dar la impresión de que la canción respira por sí misma, como también ocurre en “Wish You Were Mine”. Y por si esto no fuera poco, la banda ha dado en el clavo a la hora de organizar las canciones para que el disco fluya, consiguedo una continuidad admirable, con un sentido de la fluidez que mantiene al oyente atento en todo momento.
Así pues, desde el principio hasta el final, el disco respira y emana buenas vibraciones, que el grupo se encarga de transmitir con una efectividad que roza la perfección, manteniendo la atención del que escucha gracias, también, a la temática de las canciones, que gira siempre en torno a chicas, corazones rotos y asuntos derivados (bien es cierto que estos temas están más que sobados, pero no es el qué, sino el cómo lo cuentan lo que les hace llegar más que lo que logran llegar otras bandas). Sencillamente: es probable que estemos hablando del mejor disco de punkpop del año. Así de simple. No hay otro modo de definirlo, porque
Masked Intruder han sido capaces de empaquetar trece cortes de punkpop brillante, directo, simple pero efectivo, trayendo a nuestros días una serie de ecos, melodías y referencias musicales que muchos olvidan con demasiada facilidad (y es ahí donde probablemente resida el secreto de su brillantez). Así que si a estas alturas estás pensando en que estás ante ‘otro disco de punkpop’ como muchos otros, ya puedes quitarte la idea de la cabeza.