Somos conscientes de lo que implica que ciertos grupos estén asociados a determinadas etiquetas (malditas ellas). Por desgracia, los prejuicios que éstas nos generan impiden que en ocasiones no seamos capaces de apreciar ciertas obras que, sin embargo, destilan un mensaje que además de directo, toca temas o fibras que nos atañen a todos. Es decir, que los árboles no nos dejan ver el bosque. Este es el caso de grupos como Gatillazo, entre otros. Bandas comprometidas con la realidad de la mayoría social, tan urgente en los tiempos que corren, tan degradada y vapuleada en la actualidad (escucha atentamente “Esclavos del Siglo XXI”). Se trata de grupos que cuentan las cosas sin pelos en la lengua, explicando un punto de vista que muchos comparten pero que pocos se atreven a expresar de un modo tan explícito. Gente que, al fin y al cabo, permanece silenciada por los medios de comunicación masivos y oficialistas, relegados al circuito underground, un lugar donde la verdad no ofende, y donde oye… en realidad se es más libre. Pero seamos honestos, a este fantasma que promueve el silencio para con lo que es molesto con la oficialidad ya le hemos visto la cara antes. Este tipo de silencio cuasi-censor viene dándose desde hace eones… de modo que, en ese sentido, no estamos descubriendo nada nuevo bajo el sol y es por ello, precisamente que sentimos una especie de necesidad de hacernos eco de discos como el que nos ocupa esta reseña.
Los que estéis habituados a seguir e indagar en el punkrock estatal estaréis familiarizados con una banda como Gatillazo, liderada por Evaristo Páramos y surgida hace ya unos años tras la disolución de La Polla Records. Pertenecen a esa hornada de grupos que decidieron liarse la manta a la cabeza y decir las cosas tal cual las piensan. De este modo, “Siglo XXI”, como se titula este LP, recoge y da salida a la necesidad imperiosa de reflejar la realidad en unas letras que van directas al cuello, bien cargadas de ironía y sarcasmo. Las referencias y ecos a obras como 1984, aunque de forma muy lejana, están presentes pero adaptadas en temática a las desgracias y barbaries que nos acucian. Además, las bases instrumentales, que paradójicamente nos suenan muy americanas (¿a nadie se le viene a la cabeza
Pennywise tras escuchar los ‘uohs’ y los riffs de “Bla-Bla-Bar”?), conducen unas melodías que harán que muchos se olviden de las etiquetas y los prejuicios. Podrás percibir esto en temas como “Los Chichos Están Bailando”, “La Última Patada”, “Bla-Bla-Bar” o “Entorno” entre otros, que no son pocos, y que acaban perfilando un disco que, probablemente, sea su mejor trabajo hasta la fecha.
Si hay algo que nos queda claro con un disco como “Siglo XXI” es que empiezan a hacernos falta autores, escritores, periodistas, músicos, cineastas y gente como Evaristo, que se atrevan a explicar o expresar las cosas como son, sin tapujos, sin eufemismos empleados con ánimo de camuflar una realidad que más que cruda empieza a estar podrida. Con ejemplos como este, estamos convencidos de que en nuestro estado podemos encontrar cosas de la misma o superior calidad a lo que nos ofrecen bandas extranjeras, tan idolatradas por muchos, con el valor añadido de que los temas que se tratan en estas letras nos son transmitidos en primera persona, mirándonos a los ojos, de tú a tú, y en nuestro propio idioma, convirtiéndose a la postre en un espejo en el cual poder mirar nuestra cara demacrada, casi como una especie de terapia de choque. Y eso es algo que nos viene al pelo, porque quizá sea la única forma de hacernos conscientes de esa especia de enfermedad colectiva en la que estamos sumidos con tanta pasividad y aborregamiento. Ya va siendo hora de que las conciencias despierten.