Sabemos que existen bandas que no existirían si su principal compositor, generalmente el frontman del grupo, no estuviese al mando de las composiciones y la dirección de las mismas. Es decir, que hay algunos grupos cuyos miembros giran como satélites que aportan pinceladas aquí y allá en torno a una persona que actúa como núcleo de ese sistema solar en particular. El caso de
The Maine podría ser perfectamente uno de ellos, con John O’Callaghan como principal compositor y vocalista del grupo, y su nuevo disco, “Forever Halloween”, como su obra maestra hasta la fecha. Y pese a que la banda, de forma oficial, ostenta la autoría del disco, es perfectamente reconocible que el ‘core’ del álbum, el esqueleto del mismo, ha salido de la cabeza de O’Callaghan, quien ha volcado en él su corazón sin reparos.
Sí, muchos recordaréis a
The Maine como esa banda de punk-pop-rock que durante unos años fue motivo de sueños de hordas de quinceañeras, pero con “Forever Halloween” se confirma lo que ya dejaron entrever con más claridad en “Pioneer” y lo que venía intuyéndose desde sus primeros trabajos: que existe un sustrato con mucha sustancia debajo de todo lo que puede observarse en la superficie. Y así lo han trasladado a este nuevo disco, dejando transpirar cierto toque de madurez que abre, incluso, las puertas a nuevas influencias y planteamientos en el sonido global de la banda, que coquetea con el rock alternativo de ecos noventeros, sin caer en la trampa de las moderneces más de moda (en algunos momentos llegan, incluso, a recordar a bandas como
Manchester Orchestra , como en “These Four Words”). El resultado final se perfila como un disco de poprock en mayúsculas, un disco bien construido, que suena más sincero de lo que la banda jamás ha sido capaz de sonar. Un ejercicio de honestidad con ellos mismos que les da la libertad necesaria para presentarnos los temas que nos presentan. Muchos podréis pensar que se trata de un “Pioneer 2”, pero lo cierto es que no. La banda ha tomado como referencia ese marco y lo ha hecho madurar y evolucionar. Así pues, en este disco vas a encontrar canciones tan animadas como “Take What You Can Carry”, “Happy” o “Love and
Drugs ”, que muestran su conocida habilidad para sorprender con estribillos originales pero tremendamente pegadizos; y canciones no menos sorprendentes, pero muy diferentes en registro, como “Birthday in Los Angeles” y, sobre todo, “These Four Words” y “Forever Halloween”, temas que aunque, obviamente, siguen sonando a
The Maine , nos abren una serie de puertas en su sonido que nadie hubiese imaginado hace, por ejemplo, dos discos.
The Maine se nos destapan así como una de esas bandas que son capaces de emerger de entre la marea de grupos que practican un poprock totalmente inofensivo, destacando porque su planteamiento, sin plantear tampoco grandes riesgos, se atreve a ir un poco más allá de lo que van otros grupos coetáneos, que encuentran y se conforman con el acomodo que les proporciona el haberse convertido en efímeros ídolos de adolescentes. Así pues,
The Maine han demostrado que tienen madera para hacer cosas realmente interesantes. “Forever Halloween”, y algunos de los temas que incluyeron en su anterior trabajo, así lo atestiguan. De ellos depende que quieran seguir la senda de la inquietud para ofrecernos en el futuro entregas arriesgadas que, distanciándose definitivamente del circuito más vendible, se desplieguen en pro de un planteamiento mucho más profundo. Sin duda, este nuevo disco, es un buen punto de partida, con el que están buscando ganarse el respeto de la gente que ama la música en lugar de ganarse la admiración pasajera de aquellos que sólo se limitan a seguir la moda semanal de turno. Todo un acierto.