GAS Drummers son una de esas bandas estatales de las que uno se siente plenamente orgulloso. Su trayectoria, hasta la fecha, se ha caracterizado por la honestidad, humildad y el buen hacer, plasmado todo ello en una integridad como banda que lleva reflejándose en sus canciones desde hace ya 15 años, que se dice pronto. Así mismo, en los últimos años les hemos visto protagonizar una interesante transición desde el hardcore melódico con el que debutaron en “Proud To Be Nothing”, hacia un sonido más abierto, caracterizado por sus influencias provenientes del rock alternativo, que nos dejaron joyas como “Decalogy”, “Standards Down” o “Dialectics”, discos que, basándose en la intensidad de sus raíces punkrockeras, ralentizaron ligeramente las revoluciones por minuto para ofrecer un nivel de riqueza y detalle superior a sus trabajos iniciales, elevando las miras hacia otras influencias. Así pues, y teniendo en mente la trayectoria y evolución de la banda en los últimos años, ¿qué cabe esperar de este conjunto jerezano en pleno 2013 con su sexto disco de estudio?
Pues nada más y nada menos que un retorno (moderado, eso sí) a sus raíces, a lo simple, como podrás comprobar en temas como “Fallen Angel”. Un álbum que intenta recuperar lo mejor de la esencia que caracterizó sus primeros discos para trasladarla a un campo más vasto, reflejando en el camino ecos a grupos como
Foo Fighters, sonando de forma inmensa en una tesitura cercana al rock con mayúsculas que practican este tipo de grupos. Un acierto en toda regla que se refleja en temas como “We Got The Light”, “Blind”, “Phoenix” (con tintes rancidianos incluidos) o “No Return”, entre otros. El álbum, producido por la propia banda, ha sido mezclado por
Stephen Egerton, guitarrista de
ALL y
Descendents, nada más y nada menos. Además, el grupo ha contado en esta ocasión con la colaboración de algunos ilustres invitados como Chris Hannah (Propaghandi), Jeff Neumann y Jody Díaz (de Mexican Sugar Skulls) y Gair Pedersen (de Adhesive), que demuestran el hecho de que por mucho que en nuestro país no sepa apreciarse la grandeza de bandas como GAS Drummers, el grupo logra calar en el ámbito internacional, traspasando nuestras prejuiciosas e incultas fronteras. Algo que ya sabíamos tras la colaboración de
Tim Armstrong, de
Rancid, en la anterior entrega de la banda: “Decalogy”. Y es que 15 años de carrera musical en la que han tenido la ocasión de tocar en Estados Unidos y Europa junto a bandas como
Pennywise,
Millencolin o
NOFX, por poner algunos ejemplos, deben dar para mucho.
Y es en este punto cuando nos vuelve a asaltar el viejo fantasma, la eterna duda, algo que tuvimos ocasión de comentar con el propio grupo durante la
entrevista que tuvimos con ellos en el año 2007. ¿Qué demonios pasa en nuestro país para que bandas como GAS Drummers no tengan la proyección que sí tienen más allá de los límites de nuestro territorio? ¿Cómo es posible explicar que una banda que tiene el reconocimiento de la escena internacional y que ha sabido codearse con los grandes del melódico apenas sea conocida en su lugar de origen? ¿Qué es lo que falla en casa para que la banda tuviese que hacer las maletas desde los inicios y se lanzase a la carretera más allá de nuestros límites? ¿Cómo es posible que en 15 años no se les haya abierto ninguna puerta a nivel más mediático? Quizá las cosas sean mejor como están, pero de lo que no hay duda es de que la banda merece, a estas alturas, cualquier reconocimiento que se les quiera otorgar, porque puede que sean una de las pocas que se han codeado con los grandes de su género, contribuyendo en cierto modo a que, de cuando en cuando, la escena también eche un vistazo a nuestro país. Que nos duren, al menos, 15 años más.