En 2011 aparecía en escena
Balance and Composure , una banda de Pennsilvania (cuna de bandas como
Circa Survive o
Title Fight ) que, con su disco debut “Separation”, dejaron boquiabierta a media escena post-hardcore con un LP que aunó todo el talento que habían ido mostrando en sus EPs y splits anteriores en un disco de larga duración. Así pues, con un disco como aquel cosechando críticas tan positivas como las que cosechó, las expectativas ante una segunda entrega han venido incrementándose a lo largo del último año, y muy especialmente desde que la banda anunciase sus planes de edición de un nuevo trabajo discográfico, “The Things We Think We’re Missing” (Hassle Records). Y precisamente lo interesante de las entregas que en la carrera de un grupo suceden a discos como “Separation” es observar la evolución de su música tras salir de un relativo éxito como aquel LP, porque es donde una banda se perfila definitivamente como un proyecto sólido o como flor de un día. ¿Cuál es el caso de
Balance and Composure? Pues vamos a intentar ofrecer una imagen lo más objetiva posible.
Como comentábamos antes, “Separation” supuso una verdadera sorpresa, ofreciendo una propuesta que coqueteaba con el post-hardcore, el rock alternativo, el grunge y algún atisbo de rock progresivo. Así, en esta nueva entrega, la banda parece sentir más predilección por lo progresivo, por lo ambiental, ofreciendo un LP quizá menos agresivo que el anterior, más recreado en lo atmosférico, recordando por momentos al emo de los noventa que practicaron bandas como
Mineral , con las debidas precauciones que se deben tener al realizar una aseveración como esta. Este álbum, de igual modo que ocurrió con su cuasi perfecto predecesor, no es un disco que sea de fácil digestión con una simple escucha. Su densidad requiere tiempo y dedicación. Dejarse llevar por lo intrincado y zambullirse en unas aguas bastante oscuras, con la intención de rescatar algún tesoro perdido. Esa es la impresión que nos ha causado este LP: cierta inaccesibilidad camuflada de monotonía que puede desaparecer a lo largo de las escuchas, tan pronto como seamos capaces de empaparnos de todos los matices y texturas que
Balance and Composure desgranan en este nuevo disco.
Y claro está, lo que por un lado es una propuesta interesante: la de zambullirse de lleno en la experimentación y en el escrutinio de nuevos caminos, va en contra del grado de inmediatez que “Separation” mostraba en comparación a este nuevo LP. Lo que por un lado significa un intento de expandirse artísticamente, por el otro repercute en el calado que se produce en primera instancia al escuchar un disco por primera vez. Por lo tanto, volvemos a insistir en la idea de tener paciencia (algo que, precisamente, escasea hoy en dia a la hora de escuchar música). Se requiere paciencia para apreciar este trabajo. No es preciso dedicarle dos escuchas diarias, no es tanto la cantidad como la calidad de las mismas. Requiere atención, y a ese respecto, en parte nos alegra que haya bandas que quieran transmitir la idea de requerir el esfuerzo al oyente, para que éste dedique sus sentidos a la escucha de un disco, y no se limite a hacerlo como música de fondo. La clave de este LP es entender que con él, la banda tenía un importante reto que superar: alcanzar el mismo nivel que ellos mismos determinaron con su primer LP. Algo complejo, dada la calidad de aquella entrega, pero que en cierto modo han conseguido mantener situándose en un plano intermedio que, sin llega a la intensidad de “Separation”, acaba resultando bastante efectivo, aunque en ocasiones resulta un tanto apático. Las letras, en cambio, gozan de una intensidad y poso de desesperación que llaman bastante la atención.
Habrá que ver cómo siguen evolucionando las cosas. De momento, con “The Things We Think We’re Missing” la banda ha logrado un nivel de relativa comodidad en el que darse, quizá, un respiro para ver haca dónde inclinan la balanza en futuras entregas sin perder los rasgos más distintivos que hicieron de “Separation” una obra maestra.