Nos apostamos cualquier cosa a que muchos habréis pensado… “¿ Bad Religion? ¿Cantando villancicos? ¿Estamos locos?”. Bueno, bien, sí. Calma. El discurso que muchos puedan entonar ante este disco ya nos lo sabemos, y no vamos a ser nosotros los que metamos el dedo en la llaga a estas alturas, porque entre otras cosas es una estupidez en la que no queremos entrar. Es un debate tan desgastado que cansa sólo de pensarlo, como para encima dar bola a ciertos elementos que quieran aprovechar la ocasión para meter cizaña sobre algo que no va más allá de una rareza. Lo que sí nos vemos obligados a decir es que esta breve publicación es, al menos, curiosa. Tanto por lo inesperada que resulta como por el resultado que han logrado. Graffin y los suyos nos sorprenden con un disco navideño que, muy al contrario de lo que algunos puedan esperarse, está tan bien ejecutado que va a despejar cualquier tipo de duda que puedas albergar.

Y es que el grupo ha hecho un extraordinario trabajo a la hora de adaptar clásicos como “Hark! The Herald Angel Sing”, “O Come All Ye Faithful”, “White Christmas” o “Little Drummer Boy” a un estilo que, a priori, podría sonar chocante (o al menos no viniendo de ellos, porque otros sí lo han hecho). Pero claro, eso es lo que piensas hasta que pones la oreja con atención y saboreas cada uno de los arreglos que han trabajado para conseguir que la fórmula funcione. Así, por ejemplo, un clásico como “White Christmas”, tan manoseado, tan encasillado y desgastado, adquiere una nueva dimensión en manos de Bad Religion , que no sólo le incorpora los elementos propios del grupo, sino que lo desplaza hacia un sonido tan ramone que te va a dejar boquiabierto. ¿Suena curioso, verdad? Pues espera a escucharlo. O “Little Drummer Boy”, tan conocido en nuestro país por ser uno de los villancicos estrella de Raphael, aquí se nos muestra como un tema más sencillo, con una batería omnipresente que se integra con unos coros celestiales donde apreciamos la influencia (lejana, eso sí) de los Beach Boys que Brett Gurewitz tantas veces ha comentado en algunas entrevistas.

Si seguimos con el análisis nos topamos con otro clásico reconvertido a himno punk. Estamos hablando de “God Rest Ye Merry Gentlement”, que ha sido ‘badreligionizado’ hasta tal punto, que si alguien lo hubiese escuchado de forma aislada sin saber que se trata de ese villancico, probablemente se lo hubiese tragado como un nuevo tema de la banda que, incluso, podría llegar a recordarte a “Stranger Than Fiction”. Y quizá una de las curiosidades más importantes del disco esté en “American Jesus”, presentada aquí en la versión de Andy Wallace, la misma que fue rechazada en su día y regrabada para “Recipe For Hate”. Y aunque la mezcla de Wallace no es demasiado diferente de la versión que hasta ahora conocíamos, entendemos el por qué el grupo se empeñó en volverla a grabar. Simplemente funciona peor que la versión final, suena más plana y como si estuviera sin finalizar, de modo que esta nueva versión quedará más como testimonio para completistas que no como algo que de verdad sea relevante dentro de la carrera del grupo.

Al final, el resultado es el siguiente: si muchos podrían preguntarse qué demonios pinta un disco de villancicos en la discografía de la banda, una vez lo hayan escuchado quizá despejen todas las dudas. Y aunque tampoco es una publicación que haya que tomarse demasiado en serio, a la postre lo más sorprendente de todo es que se siente como un disco de Bad Religion. Para nada tienes la impresión de estar escuchando algo desubicado o fuera de contexto en la discografía de la banda. El grupo ha logrado conseguir lo que para muchos, probablemente, era inconcebible. ¿Y acaso eso no tiene mérito?