2014 nos trae otro de los regresos más esperados de los últimos años en la escena punkrocker. Estamos hablando de una banda de Chicago llamada
The Lawrence Arms. Te suenan, ¿verdad? Claro que sí. El caso de este grupo ha sido bastante parecido al de muchos otros. Comienzan a finales de los 90, con un ritmo de publicaciones más o menos regular, dejando caer auténticos himnos como “First Eviction Notice” (reciente y gloriosamente versionada por Dan Andriano, de
Alkaline Trio ), y tras un periodo de relativa presencia, se colocan en un segundo plano, para llevar a cabo otros proyectos, tareas o, simplemente, vivir su propia vida. Y así, como quien no quiere la cosa, les pasan por encima 8 años, el mismo tiempo desde que el grupo publicase “Oh! Calcutta!”, algo que, sin lugar a dudas, debe notarse por algún lado.
Y sí, se nota. Una de las primeras cosas de las que te darás cuenta va a ser la recurrencia de un tema en las letras: la preocupación por la edad. O mejor dicho, el hecho de darse cuenta de que, caray, estamos tan absortos en nuestras cosas que cuando menos lo esperamos, nos han pasado 20 años por encima, casi sin pestañear, como así expresan en versos como ‘
I’m feeling sick/I’m feeling old/I’m feeling weak/I feel that snow’ (“Paradise Shitty”, uno de los mejores momentos del disco), o en temas como “Seventeener (17th and 37th)”. Pero el tema se hace recurrente en canciones como “You Are Here”, donde el grupo realiza un acto bastante llamativo: cantar al hecho del cansancio que les ha producido pasarse casi 20 años grabando y yéndose de gira, algo que resultará paradójico cuando este tema sea escuchado, precisamente, durante las giras del grupo.
Así pues, el disco adquiere en estos cortes el carácter emocional que le convierte en uno de los discos a tener en cuenta este año. No es que se muestren como una
panda de tipos maduros cansados de tocar punk (de hecho, “Metropole” suena muy punkrockera), pero no les ha temblado el pulso a la hora de admitir que, demonios, llevan casi una vida juntos y ha sido ahora, cuando bordean los 40, que se han dado cuenta de ello, y en consecuencia, van a disfrutarlo. No es este un disco de renegar, sino de celebrar desde un punto de vista nostálgico. Han hecho consciente el hecho de que su momento álgido sucedió hace ocho años, que quizá allí alcanzaron su máximo nivel como banda y como músicos, con un disco agresivo y oscuro, y es ahora cuando, de algún modo, lo recuerdan y lo celebran, homenajeándose a ellos mismos con un nuevo LP.
Teniendo en cuenta esto, quizá debiéramos pensar que es momento para que
The Lawrence Arms piensen bien en cómo quieren plantearse el futuro como grupo. No significa esto que deban cambiar de estilo, que deban separarse o que se dediquen a girar en solitario y en acústico (algo que, por cierto, ya ha hecho el señor Brendan Kelly), pero tampoco es cuestión de dejar que un proyecto así se desvanezca con el tiempo. Quizá sea mejor idea mirarse en el espejo que ofrecen bandas como
Bad Religion , un grupo que lleva más de 30 años pisando escenarios y que, sin embargo, ha sabido mantener un estilo que se amolda al cambio de los tiempos, permaneciendo como una de las bandas más importantes de la escena punkrocker. En este sentido, la banda da en el clavo con temas como “Drunken Tweets” y "October Blood", por poner un ejemplo, o el propio “Metropole”, que da título al disco. La clave está en aceptar lo natural como eso: natural. Puedes oponerte a lo que es inevitable, pero el tiempo siempre acaba poniéndote en tu sitio, y
The Lawrence Arms parecen querer aprovecharlo, abrazando la realidad desde un punto de vista más relajado y maduro. Bien por ellos... "Never Fade Away".