En los últimos tiempos, hemos asistido -dentro del panorama musical-, a una de las situaciones más bochornosas de la escena harcore: la coexistencia de dos formaciones haciéndose llamar
Black Flag. Esta situación, que no es la primera vez que ocurre en el mundillo de la música, quizá pueda darse debido a lagunas o, precisamente, a cuestiones legales que, al margen del esperpento que supone, permiten este tipo de cosas –dejando a un lado la vergüenza, la ética y la moral, y cualquier tipo de valor que, otrora, hayan predicado en sus propias canciones-. Sea como fuere, la cuestión es que por temas de copyright y derechos sobre el nombre de la banda, se ha posibilitado la existencia de dos versiones de la misma, recientemente reunidas y de gira. Tremendo, sí. No obstante, de todo este embrollo, quizá lo más destacable sea la aparición en 2010 de OFF!, banda liderada por el ex-vocalista y frontman de
Black Flag , Keith Morris, que acompañado de gente con experiencia en el punkrock y el hardcore (Burning Brides, Redd Kross, Rocket From The Crypt), han creado una propuesta ya no sólo respetable, sino que recupera fielmente el espíritu original de su banda madre, como ya demostrasen el su disco debut.
Así pues, “Wasted Years” es la segunda entrega del grupo, que para la ocasión ha decidido registrar en directo estos 16 cortes, empleando para ello equipamiento analógico instalado en su propio local de ensayo, tratando de capturar lo más fielmente posible la crudeza de los ensayos, sin darle demasiadas vueltas a las canciones. El resultado es un disco, como decíamos, compuesto por 16 temas raudos, ácidos, rápidos como el demonio y muy, pero que muy enfadados. Un LP que pese a su extenso tracklist, no supera los 23 minutos y medio de duración; con lo que podrás hacerte una idea de la media de minutaje por tema: minuto y medio. Y la verdad es que la idea que han pretendido transmitir funciona. Tienes la impresión de estar escuchando a un grupo tocando canciones nuevas en su local de ensayo, sin más producción, con el nivel de mezcla necesario para hacer sonar a cada cosa en su sitio, pero sin más artificios; sin demasiados intentos, captado al vuelo. Sin duda, estamos ante la publicación menos ‘procesada’ del grupo hasta el momento, uno de los discos con sonido más crudo de los últimos años. Y es por esto que no deja de ser interesante que una banda como esta, con un sonido así, sea capaz de impactar a un nivel mediático más que aceptable.
En resumidas cuentas, se trata de una vuelta de tuerca al, ya de por sí, áspero sonido del grupo, que en estas grabaciones adquiere un mayor nivel de crudeza -tratando, muy probablemente, de plasmar de la forma más fiel posible, toda la rabia y enfado que transmiten las letras del álbum que, siguiendo con la tradición del propio Morris, siguen en su línea de enfado y escupitajo contra el sistema y lo establecido-. Y dicho sea de paso, éste es un aspecto que, sin duda, podría haber encajado en un nuevo disco de
Black Flag. ¿Cuál es el problema? Pues que esto no hace más que confirmar el hecho de que, si el resto de miembros de
Black Flag quisieran resolver los problemas como adultos, serían muy capaces de crear un nuevo trabajo que, de entrada, no tendría mucho que envidiar a sus discos más clásicos.
Pero la realidad es la que es, y esto es lo que hay; y como ya decíamos un poco más arriba, este segundo trabajo viene a confirmar que OFF! se lo están tomando muy en serio a la hora de recuperar el sonido del hardcore más clásico. Ahora sólo falta que los más jóvenes tengan las orejas receptivas, ya que tienen mucho que aprender al respecto.