Publicado hace 8 años
G.A.S. Drummers
Crónica de su concierto en Barcelona
Unos dos o tres días antes de la cita con los jerezanos GAS Drummers, saltaba el anuncio del propio bolo a través de las redes sociales. Dani Llamas lo aclaraba instantes después del concierto en la entrevista a este medio: si nos comprometemos con un evento privado con invitación, que el cansancio no impida que toquemos en sala con entrada pública. Saltaban las alarmas: todo sucedía con muy poco margen para el público para poder hacerse un hueco y presenciar una de las bandas de la escena española punk-rock más internacionales. Más allá de lo que sumerge y engancha la música de GAS Drummers -a pleno gas en directo-, también sentimos las ganas de expresar a los andaluces que por muchos descansos que decidan tomarse, no nos apetece nada perderles de vista, y que escaparse un jueves noche sin metro a la vuelta pretende compensar, en parte, el esfuerzo de tocar dos veces en un mismo día. Si no es posible enumerar todas las causas que han llevado a GAS Drummers a ser una banda de calado más allá de nuestras fronteras, esta semana, sin duda, hemos encontrado varias dentro y fuera de la sala Rocksound de Barcelona. De hecho, debería no ser necesario explicarlas aquí, y por ello esta crónica va directa al recital que vivimos entre las paredes de la “Rocksauna” de la ciudad condal; un lugar pequeño, una caja de cerillas que arde y da unas condiciones especiales a los conciertos que allí se celebran.
No era día para esperar puntualidades, y, expectantes a la apertura de puertas -resguardándose de la lluvia-, había suficiente público para catalogar de éxito el improvisado concierto. GAS Drummers se refrescaba dentro merecidamente tras un día de trenes y cargas de instrumentos, sabedores de que la noche deparaba mucho aún. En directo se palpa, como en ningún otro sitio, el arma de los jerezanos: una hipnosis -bueno, más bien una posesión endiablada-, que provoca el tarareo de la melodía de las canciones incesantemente. Bajo las capas de música cruda, va surgiendo un hilo luminoso, colorido, en forma de melodía dulce y misteriosamente reconfortante. Pasan los días y la muy adictiva “Blind” aún sale de nuestras bocas. El conjunto es un bombón musical relleno de los simpáticos solos de la guitarra de Pablo, quien compartió punteados y papel de maestro de ceremonias con Dani Llamas, encantado con tenernos a todos a poco más de un palmo de su cara. Solo su voz controló más el escenario que su propia presencia física. Mucha propiedad para defender sobre las tablas un completo repaso a los más de tres lustros de carrera. Así, cosas del directo, parte del público, en clave jocosa entre colegas -el ambiente fraternal hacía sentirse triunfal por haber contribuido a un día especial- pedía más velocidad a los jerezanos. Respondido con mucha ironía por Dani Llamas, no faltaron, pues, las “canciones nuevas” de su debut “Proud to be Nothing”, que consolidaron el remolque rítmico de Cuchi y Rafa con su bajo y batería respectivamente. En contacto visual casi permanente, daba una sensación familiar entrañable. El ingrediente final corre a cargo del público y sus subidas en volandas a los asistentes más atrevidos, todo un must have de Rocksound.
“We Got the Light” cerró una velada aderezada con los chascarrillos de Pablo y Dani, que dedicaron la noche a hacernos reír, a retar al público a estrellar sus hombros y, de paso, dar muestra de su conocimiento de la actualidad socio-política de allá donde pisen. Dani Llamas dio otra muestra de su conocimiento del catalán y, junto sus compañeros, un idioma que no es oficial ni entiende de gramáticas: el de la Jam Session que puso la guinda a la noche y trufó el tema que da nombre al último disco de GAS Drummers. A palabras de ellos mismos, un disco que engloba un poco de todo lo que, musicalmente, está siendo GAS Drummers en más de 15 años de carrera. ¡Y que sean muchos más!
Fotografías realizadas por Juan León para Todopunk.com
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