Publicado hace 7 años
Millencolin
Crónica de su concierto en Barcelona
La verdad es que ya teníamos ganas de volver a ver a Millencolin en directo. Básicamente por dos motivos. El primero, porque forman parte de la consciencia colectiva de todo aficionado al punkrock y el skatepunk (gracias, sobre todo, a discos como “Pennybridge Pioneers”), y la segunda porque con la publicación de su último trabajo discográfico, “True Brew”, parece que han llevado a cabo una vuelta a los orígenes que, si bien no les sitúa en el mismo marco que cuando publicaron, por ejemplo, “Life on a Plate”, “For Monkeys” o el propio “Pennybridge Pioneers”, se aleja de un modo evidente del intento de acercamiento a un panorama más genérico de álbumes como “Machine 15”.
Así pues, y aunque para nosotros se trataba de una cita casi ineludible, no podemos negar que nos llevamos un pequeño susto al acceder a la sala a primera hora de la tarde, y comprobar que, quizá, había mucha menos gente de la que en un primer momento esperábamos ante los primeros acordes de Templeton Pek, banda que hizo las veces de telonero. En nuestro caso, era la primera ocasión en la que tuvimos oportunidad de verles en directo, y hemos de decir que, si en disco suenan la mar de bien, en directo lo hacen todavía mejor. Esa mezcla peculiar de rock, emo y punkpop funciona a las mil maravillas, especialmente gracias al carisma de su frontman, un tipo que sabe perfectamente cómo meterse a la gente en el bolsillo.
Acabada su actuación, Millencolin hicieron acto de presencia sobre el escenario –y como era de esperar, ante mucha más gente de la que en un principio había en la sala-. Como ya sabéis, estamos ante una banda veterana, trabajadora y consciente de sus virtudes y defectos; técnicamente impecable, y con un grandísimo repertorio de canciones plagado de clásicos del género. Sorprende su capacidad para componer melodías que aún hoy todos recordamos como el primer día. Y sorprende la fidelidad y nivel de energía con el que las trasladan a sus directos. En nuestro caso, ya habíamos podido ver a Millencolin en otra ocasión, en concreto en el año 2005 (también en la Apolo), y podemos decir bien alto, sin miedo a equivocarnos, que no sólo siguen en plena forma, sino que, es muy probable que hayan mejorado con el paso del tiempo –al menos, en lo que se refiere a su ejecución en directo-. El grupo funciona como un reloj suizo, aunque ellos sean suecos, y la contundencia y profesionalidad con la que llevan a cabo su desempeño como músicos es apabullante. De otra liga.
Así pues, y al margen de los pormenores del setlist de su concierto, hay dos cosas que aún resuenan en nuestra cabeza. Por un lado, ya lo hemos comentado: las melodías. Esas melodías inmortales, que permanecerán en el pensamiento colectivo de los aficionados al punkrock durante muchos años más; pero, sobre todo, los coros. Esas segundas melodías y voces que acompañan a la voz principal, y que acaban de dar forma a los temas. Un modo de enfocarlas muy concreto que nos retrotrae, directamente, a los años 90. Hay algo de identidad en todo ello, de rasgo identificativo que comparten con otros grupos. Es casi genético. La seña de identidad de un estilo que maduró en una época muy concreta y que nos regaló un conjunto de bandas y discos intachables que, a su vez, han influenciado a tantas otras.
En este sentido, y tal y como pudimos comprobar, Millencolin son presente –como así lo atestigua su nuevo álbum-, pero es innegable que tienen mucho de nostálgico, de reflejo de una época, y de ejemplo de un modo de hacer las cosas que hoy, aunque no ha desaparecido, es algo minoritario. Es por ello que poder asistir a un concierto de esta banda acaba convirtiendo una “simple” tarde de sábado de concierto, en un día de esos que recordarás, probablemente, el resto de tu vida. Son un “must”, que dirán algunos, aunque en realidad son mucho más que eso: una de las bandas básicas del punkrock a nivel europeo.
Fotografías realizadas por Juan León para Todopunk.com. Puedes ver la galería completa aquí.
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