Publicado hace 4 años
The Menzingers
Crónica de su concierto en Barcelona
El pasado 22 de mayo, y por primera vez con su propia gira, The Menzingers visitaban nuestro país incluyendo sendas paradas en las ya habituales Barcelona (Apolo, fruto de la colaboración entre Primavera Sound y Hello Cleveland) y Madrid. En nuestro caso, vamos a facilitaros nuestras impresiones sobre la experiencia del concierto en la ciudad Condal.
Si contamos los años que han pasado desde que “On the Impossible Past” fue publicado acompañado de reconocimiento y halagos, y los años que llevamos teniendo ganas de que los de Pennsylvania giren por aquí, casi obtenemos el mismo resultado. Aunque tuvimos ocasión de verles por nuestras tierras en un no muy lejano Ressurection Festival (Viveiro), no ha sido hasta ahora cuando hemos podido comprobar la capacidad de reclamo de estos chicos en sala pequeña.
Pintaba bien la tarde, pero Illinois se encargaron de mejorar aún si cabe las perspectivas generadas por nuestras (escasas) dotes adivinatorias. Los gerundenses saben cómo meter caña con una guitarra rítmica, un bajo y una batería muy marcadas para darle libertad a la guitarra solista y su cantante. Evidentemente el conjunto es despampanante -se nos ocurren pocas razones para interrumpir a estos chicos cuando despliegan su punk rock con guiños hardcore- pero hay tiempo y talento para servir varios tramos instrumentales, y otros con Nina disparando su repertorio junto a sus compañeros en un plano más sutil.
Salían a tocar, puntuales y cercanos en las últimas pruebas previas, The Menzingers. Con “Tellin’ Lies”, canción que abrió la velada, se mostraron rápidamente los ingredientes de una de las bandas más respetadas en el panorama punkrock actual: pocos artificios, mucha naturalidad y un énfasis hacia la vertiente más agresiva del estilo característico de The Menzingers. En ese sentido, la banda, tal y como dijo su padrino Milo Aukerman (The Descendents ), trabaja como si fuese una banda clásica, en el sentido de que parece que tengan décadas de experiencia. Así, sin descartar la profundidad sentimental (ese arte de parecer melancólico sin serlo), The Menzingers ponen la carne en el asador con un único objetivo: hacer saltar a toda la sala. Si no consigues eso, el concierto no ha sido bueno. Punto.
Esta vez no había mayoría anglosajona en el público. El ‘club’ de asiduos a este tipo de eventos y aficionados al punk rock que nos desplazamos a Apolo, respondimos en segundos al hechizo que supone el mero hecho de escuchar a The Menzingers en tu propia casa. Tom se encarga de ir de lado a lado del escenario y chapurrear el castellano -le gustan los idiomas y él seleccionó el nombre alemán de la banda-, siempre que no esté cantando alguno de los temas del set. En este sentido hay canciones destacables, como “Thick as Thieves”, que en directos así se acaba por ver por qué funcionan tan bien. Greg le cede el micrófono central, pero ver cómo disfruta cantando sus melodías, sin dejar de sonreír ni un segundo, dejaría claro sobre quien recae el peso lírico de la banda si no fuera porque no puedes parar de moverte con el repertorio y la imagen de lo que ves junto a ti.
Previsiblemente y confirmado así al finalizar, “On the Impossible Past”, “Rented World” (en menor medida) y “After the Party” (el que apostamos que es, actualmente, el álbum más representativo de los chicos) parecen ser los discos a partir de los cuales la banda provee sus setlists. Son discos que han abierto estilísticamente a la banda hasta un punto que, aún a día de hoy, no conocemos al completo -pero que promete ser riquísimo-. Ya lo veremos con su nuevo disco.
Sin embargo, estos tres “largos” permiten no sólo poder disfrutar una canción que te hunde tanto como te alza como es “Where your Heartache Exists”, si no sentir lo bien que surge y deja paso a otras dentro del ecosistema musical que crea el grupo sobre el escenario. La sensación orgánica es total. Ni fue un descanso ni una canción tan cañera como la mayoría del resto. Esta variedad de recursos permite llegar, junto la generosidad y profesionalidad de los músicos, a las 19 canciones. La sensación de que, en el último tercio, una canción era la última, sólo era comparable a la ilusión de saber que teníamos una más. Y otra, y otra…
Todo ello nos lleva a pensar que The Menzingers entienden a la perfección que el principal secreto del éxito de un concierto, es la convergencia entre público y banda, que puede verse materializada en sus letras y en la pasión que le ponen a sus canciones, pero nos da la sensación de que es, también, por cosas que no sabemos, y que constituyen una especie de secreto propio que guardan en su haber.
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